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HISTORIA

La Nueva Crónica y Buen Gobierno de Guamán Poma a la Luz de un Controvertido Manuscrito Napolitano

© Juan Carlos Gumucio, 2000
carlos.gumucio@antro.uu.se,
Universidad de Uppsala, Suecia

RESUMEN [ABSTRACT]

La Nueva Crónica y Buen Gobierno ha ocupado, desde que el manuscrito reapareciera, un importante lugar en en el campo de la historiografía andina. Esta obra, escrita a comienzos del s. XVII por Guamán Poma de Ayala, de la nobleza india peruana, ha sido últimamente objeto de intensas discusiones. La causa es la reciente revelación de un antiguo documento según el cual el verdadero autor sería en realidad Blas Valera, un jesuita peruano.

La Nueva Crónica y Buen Gobierno

El manuscrito original consta de 1.179 páginas y fue encontrado en 1908 en la biblioteca real de Copenhagen. Recién treinta años después llegó a ser de conocimiento público cuando fuera publicado en edición fascimilar por el Instituto Etnográfico de Paris. La obra, completada según evidencias internas hacia 1615, tiene la forma de una extensa carta dirigida al rey de España. En ella el autor, Guamán Poma (águila león), pretende principalmente dos cosas; primero, reivindicarse a sí mismo y a su noble estirpe proveniente de Huánuco; segundo, formular un proyecto social e histórico para una sociedad indígena y andina inmersa en el profundo trauma, consecuencia de la conquista española con todo su potencial desintegrador.

Esta propuesta social viene fundamentada por una descripción de las cuatro épocas históricas que habrían existido antes de la llegada de los Incas y de la sociedad que estos impusieron en su imperio, el Tahuantinsuyu. Sobre esta base, el autor sugiere un Buen Gobierno, es decir una sociedad dominada por los españoles pero que al mismo tiempo integra aspectos de la sociedad incaica. El texto, escrito en castellano con muchos términos quechuas, se apoya en las abundantes ilustraciones que han hecho famoso a este libro y que se refieren a diversas actividades y situaciones. La aceptación de una realidad política de dominación no excluye la crítica amarga. En un dibujo, por ejemplo, aparece un calabozo subterráneo donde en tiempos de los Incas se encerraba al condenado junto con fieras y serpientes. La triste realidad que presencia Guamán Poma en sus viajes por el Perú lo hace ilustrar al indio acosado ahora por nuevas fieras, tales como el puma encomendero, la serpiente corregidor, el zorro doctrinero, el tigre capataz y otras plagas menores como el ratón cacique y el gato escribano.

Figura. 1. Un indio acosado por las nuevas fieras, en Nueva Crónica, pag. 694.

La propuesta es integral y abarca también la esfera religiosa. El autor toma distancia de los ritos con marcados elementos chamánicos e invoca la permanencia de Wiracocha, la divinidad creadora, como una manifestación del verdadero dios del cristianismo. En suma, es una propuesta para una reconstitución del wañay, el tradicional consenso andino que abarca todas las diversas esferas de lo social..

El manuscrito Miccinelli

La profesora Laura Laurencich-Minelli, titular de la cátedra de Historia y Civilizaciones Precolombinas, Universidad de Bolonia, causó gran revuelo cuando en el IV Congreso Internacional de Etnohistoria en Lima, en Junio de 1996 al dar conocimiento de un documento encontrado en Nápoles en la década del 80. Según este manuscrito Guamán Poma sólo habría prestado su nombre y que el verdadero autor de la Nueva Crónica es en realidad el jesuita mestizo Blas Valera, personaje conocido principalmente por las abundantes citas que de él hace el Inca Garcilaso en sus Comentarios Reales.

La historia del documento, según se desprende de las anotaciones que trae en sus escasos 13 folios, sería en forma resumida la siguiente: Aparece por primera vez en el año 1737 en Concepción, Chile, cuando el jesuita Pedro de Illanes lo recibe de manos de un indio que está por morir. Algunos años después, el manuscrito es vendido por éste mismo jesuita en Nápoles y luego de diversas vicisitudes llega en 1927 a manos de un señor de apellido Cera. Una sobrina suya, Clara Miccinelli, reencuentra finalmente el manuscrito en 1985 al ordenar los documentos de la familia. Desde 1990, la mencionada profesora Laurencich-Minelli se ocupa del estudio científico del documento y de divulgar su contenido.

El motivo para ocultar el nombre del verdadero autor y usar en vez a Guamán Poma como "pantalla" habría sido el temor al escándalo y el rechazo por parte de la corona y la iglesia al ver a connotados jesuitas comprometidos en un proyecto de reforma social tan radical.

Además, según el manuscrito Miccinelli, los khipus, es decir las cuerdas anudadas y teñidas que se usaban en el antiguo Perú para censos, registros, guías de transporte, etc., aparte de tener una función contable y mnemónica, eran una forma de escritura (Domenici, 1996). Los especialistas que conocían su manejo e interpretación desaparecieron gradualmente luego de la conquista y hoy resultan incomprensibles. Su eventual contenido literario es materia que está hoy por hoy más allá de las posibilidades de la investigación seria. En un plano más incidental, se afirma también en el documento que el conquistador Francisco Pizarro, cuando sorpresivamente apresó a Atahualpa en Cajamarca, habría primero repartido a la escolta del Inca vino envenenado con arsénico.

Opiniones de los especialistas

Primeramente, el manuscrito fue ofrecido en fotocopia para su publicación al Journal de la Societé des Americanistes. El novedoso material fue examinado por varios especialistas y finalmente rechazado. Entre los argumentos formulados en contra de la autenticidad del manuscrito podemos destacar:

Albó señala también que en la Nueva Crónica hay muy pocos textos en aymara mientras que los hay abundantes en quechua. Dado que se sabe que Blas Valera dominaba el aymara, resulta pues extraño pensar que sea el autor principal de la obra. Albó concluye:

"He vuelto a repasar en detalle el texto y el material gráfico de la Nueva Crónica, intentando una relectura desde la perspectiva de que su verdadero autor fuera Blas Valera. Pero página tras página me resulta imposible aceptar tal hipótesis". (Albó 1998:325)

Por su parte, Adorno afirma:

"Quiero señalar que el manuscrito Miccinelli es un documento sin contexto y que, como tal, no sólo faltan criterios para abogar su autenticidad sino que el peso de la documentación va en su contra". (Adorno 1998:372).

Conclusión

Pareciera extrema esta última afirmación de Adorno, que es también la opinión de J.C. Estenssoro, investigador de L´École des Hautes Études en Sciences Sociales, en el sentido de que el controvertido documento sólo se justifica a la luz de la existencia previa de la Nueva Crónica (Albó, 1998, p. 321). Lo planteado por el documento Miccinelli, la existencia de un movimiento reivindicacionista de lo andino, es plausible dada la situación de profunda crisis que vivía la sociedad indígena en el Perú a fines del siglo XVI. El movimiento Taki Onkoy, que había surgido hacia 1565 en lo que hoy es el departamento de Ayacucho, planteaba una recreación de la sociedad andina sobre la base de una economía de autoabastecimiento local (Millones, 1987, p.166-185). La represión de ese movimiento por las autoridades coloniales dejó un vacío que sin duda pudo ser campo propicio para la formulación de nuevas estrategias de reivindicación.

Sin embargo, este argumento de carácter general resulta a la postre insuficiente. Los reparos presentados por los especialistas a la credibilidad del manuscrito parecen por el momento mucho más contundentes. La discusión parece dirigida a enfocar el posible origen del documento Miccinelli más que su mero contenido. Aparte del estudio técnico sobre el tipo de papel, tintas, grafología, etc., habrá que estudiar posibles escenarios históricos que arrojen luz sobre su proveniencia. Sin descartar un fraude moderno, puede haber sido fraguado ya en el siglo XVIII. En todo caso, el documento configura un ambiente novelesco de un Blas Valera falsamente declarado muerto, una conspiración que se ramifica hasta el sur de Chile, furtivos príncipes napolitanos, conjuras jesuíticas, copias extraviadas y archivos polvorientos; sin duda que todo esto tiene un cierto aroma borgiano. Quien sabe si a la postre el documento no resulta ser auténtico, pero por ahora parece muy poco probable. Para poder establecer fehacientemente este hecho, se hace indispensable que su propietaria lo entregue a un equipo forénsico internacional para que este haga un detenido examen técnico en forma totalmente independiente (Adorno, 1998, p. 391).Mientras no se disponga de mayores evidencias, la prudencia aconseja seguir viendo a la Nueva Crónica como una propuesta fundamentalmente andina para adaptar una sociedad indígena traumatizada a condiciones radicalmente nuevas. Como dijimos, es una propuesta que pretende, en términos andinos, la reconstrucción del wañay, el consenso; consecuentemente quizás si la visión más certera es aquella que ve este libro como la transcripción de un khipu gigantesco a dibujos y texto.


Referencias Bibliográficas

Adorno, R. (1998). Criterios de Comprobación: el manuscrito Miccinelli de Nápoles y las crónicas de la conquista del Perú? Anthropologica, Pontificia Universidad Católica del Perú; año XVI, nr.16, p.369-394.

Albó, J. (1998). La Nueva Corónica y Buen Gobierno, obra de Guamán Poma o de jesuitas? Anthropologica, Pontificia Universidad Católica del Perú; año XVI, nr.16, p.307- 348

Domenici, V & D.Domenici (1996). Talking Knots of the Incas. Archaeology, Vol.49, Nr. 6 Nov/Dec. http://www.he.net/~archaeol/9611/abstracts/inka.html

Estevez Barba, F. (1992). Historiografia Indiana. Madrid, Editorial Gredos

Guamán Poma de Ayala, P. [1615] (1987). Nueva corónica y buen gobierno. Segunda edición crítica de JV.Murra, R.Adorno y JL.Urioste. Madrid, Historia 16.

Millones, L. (1987). Historia y Poder en los Andes Centrales. Madrid, Alianza Editorial.

Punteros de interés

http://www.magicperu.com/atlas/default69.htm. Presentación de algunas páginas con imágenes de la Nueva Crónica

http://www.fee.unicamp.br/~jorge/quipu.html. Khipu en manos de un especialista, según Guamán.