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Estimados Lectores

            En esta edición incluimos un comentario por el Prof. Luis Cifuentes (URL) sobre un recientemente publicado ranking de 2000 universidades de todo el mundo basado en criterios que probablemente la mayoría aceptaríamos como adecuados - aunque claramente otros criterios y otros ajustes comentados por Cifuentes parecen razonables.  Claramente, a nadie le sorprenderá encontrar en los primeros puestos del ranking a las famosas, como la Universidad de Harvard, CalTech, Yale, Princeton, Oxford, etc.  Nadie se sorprenderá tampoco de descubrir que 8 de las 10 mejores sean universidades estadounidenses (las otras 2 son inglesas).  Probablemente a muchos tampoco les sorprenda que apenas 7 universidades latinoamericanas (UNAM, Sao Paulo, Buenos Aires, Río de Janeiro, Campiñas, U. de Chile y U. Paulista) aparezcan entre las 500 mejores, ninguna de ellas más allá del puesto 150.  Sorprendente o no, la situación es francamente lamentable, más aun si se tiene en cuenta que para uno de los 5 criterios utilizados (Rendimiento académico) sólo se usaron datos reales de universidades de los EE.UU. y de China. Probablemente, datos reales perjudicarán el ranking de las universidades latinoamericanas. Cómo así? El rendimiento académico fue calculado dividiendo los valores de 4 criterios iniciales por el número de profesores de jornada completa de cada institución. A este criterio se le asignó el mismo peso (20%) que a los otros 4. Las grandes universidades latinoamericanas cuentan con grandes números de profesores titulares, muchos de los cuales no pueden contribuir a incrementar el ranking de sus universidades puesto que no realizan investigación y por lo tanto no publican en revistas de divulgación científica, no pueden optar a premios Nóbel y no son citados en los índices de citación utilizados en este estudio (estos son los primeros 4 criterios utilizados). Por estas razones, nuestras universidades probablemente verán sus puestos en el ranking aun más desmejorados una vez que datos reales sean incluidos en los cálculos.

            Los países mas desarrollados hace mucho que se dieron cuenta que la investigación tiene una fuerte influencia en la prosperidad de un país a través de la educación de sus habitantes, a través de la innovación en tecnologías y, en general, por la influencia directa o indirecta en la calidad de vida de la población, y han invertido en consecuencia enormes cantidades de fondos en desarrollar universidades e institutos con fuertes programas de investigación a todos los niveles y en todas las disciplinas.

            Esto no obsta que países con una fuerte tradición académica y científica, en el nombre de miopes políticas económicas orientadas a intentar solucionar problemas macroeconómicos a corto plazo y utilizando métodos característicos de los modelos económicos de moda, han intentado coartar la actividad científica y académica.  El caso más reciente es el de Francia.  El gobierno francés decidió suspender el pago de fondos ya aprobados por el parlamento a las diversas unidades de investigación, eliminar cerca del 70% de nuevos cargos académicos, etc.  De ser un líder en materia científica y cuna de innumerables luminarias en las artes y la ciencia en el pasado, Francia ya ha sido relegado a puestos secundarios, con apenas 22 entre las mejores 500 universidades del mundo.  La reacción de los investigadores y académicos franceses no se hizo esperar y tras un llamado al gobierno para enmendar rumbos, cerca de la mitad de los investigadores financiados por el estado francés anunciaron su renuncia en masa a principios de este año.  El gobierno reaccionó a su vez y restituyó la mayor parte de las peticiones de los académicos e investigadores (http://recherche_en_danger.apinc.org/).

            En Latinoamérica la situación es diferente de la de Europa y hay mucho por cambiar. La actividad científica no parece ser prioridad de los gobiernos de nuestros países aunque tibias iniciativas de cambio se observan por aquí y por allá esporádicamente.

Jorge Golowasch
golowasch@stg.rutgers.edu
Editor Jefe
Ciencia al Día Internacional