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Estimados Lectores

La capacidad de orientarse en el espacio y, en ciertos casos, la capacidad de comunicar la ubicación de una fuente de alimento o de refugio, por ejemplo, son vitales para la sobrevivencia de un individuo, de una población o de una especie en general. Todas las especies animales poseen la capacidad de orientarse guiándose ya sea por señales visuales, auditivas, olfativas, o incluso eléctricas. En esta edición de Ciencia al Día Internacional incluímos un fascinante artículo que nos muestra que la capacidad de orientación en insectos puede ser afectada por el campo magnético terrestre. De echo, se ha observado "errores" que pueden ser enormes en la dirección indicada por abejas en sus famosas danzas de comunicación de la orientación de una fuente de comida y que parecen estar relacionados con efectos del campo magnético terrestre sobre estos animales.

Los insectos no son las únicas especies conocidas que poseen biomagnetismo o magnetorecepción y que lo utilizan para guiar su comportamiento. Otras especies como algunas bacterias (ver Pósfai et al, 1998: Science, 280: 880 - 883), aves y peces también lo utilizan. Una de las preguntas que queda abierta al leer este artículo es la base molecular del mecanismo de magnetorecepción. Es seguro que éste tiene que involucrar algún tipo de depósito magnético en algún órgano especializado pero hasta hoy estos depósitos no han sido claramente identificados y, si lo han sido, no es claro cual es el mecanismo de transducción que le permite al individuo como un todo utilizarlo conductualmente. El reciente descubrimiento de depósitos nanométricos de greigita (Fe3S4) en bacterias (Pósfai et al, 1998: Science, 280: 880 - 883) y de magnetita o maghemita en insectos y en peces sugiere que estas partículas juegan algún papel importante en el fenómeno de magnetorecepción. Pero, cómo? Es posible que las partículas magnéticas se encuentren acopladas a proteínas que son capaces de cambiar de conformación (forma) al cambiar la orientación de las partículas magnetizadas. Será también posible que se hayan desarrollado relaciones simbióticas entre bacterias magnetotácticas y ciertas neuronas u otras células que de alguna manera permite al individuo como un todo utilizar esta forma de percepción sensorial? Relaciones simbióticas como ésta habrían sido, según se cree, la forma como se crearon las células eucariontes (con núcleo), y como éstas desarrollaron además organelos tan vitales para su funcionamiento como las mitocondrias (y los cloroplastos en las plantas verdes)?

Bienvenidos a una nueva edición de Ciencia al Día Internacional.

Jorge Golowasch

golowasch@brandeis.edu
Editor Jefe
Ciencia al Día Internacional