Australia
XI Congreso Internacional de Virología
Durante una semana se reunieron en Sidney, Australia, los más destacados investigadores del mundo cuyo trabajo de alguna forma u otra está vinculado a los virus. Ya sea por que estos microorganismos se utilizan como modelos para responder trascendentes preguntas de las ciencias biológicas o por la necesidad de conocer sus puntos débiles con el objeto de contrarrestar sus nocivos efectos sobre salud, ecología o economía.
La investigación virológica tiene la especial atracción que el sujeto de estudio es un organismo cuya capacidad de adaptación no tiene competencia entre los seres vivos. Lo que a otras especies les cuesta miles o millones de años de evolución, a los virus puede bastarle semanas o meses para fijar algún cambio que les dé nuevas ventajas respecto de sus pares y las cuales, a menudo, significan problemas para los seres humanos, por ejemplo.
Parte importante de las sesiones del congreso estaban relacionadas con el mayor o menor éxito que hemos tenido en el control de las enfermedades. Hay algunos triunfos espectaculares que significan enormes avances en la medicina. En Febrero del año 2000 se cumplirán 50 años desde que se administró la primera vacuna oral para prevenir la polio en 20 niños. Hoy se puede decir que la enfermedad paralítica está a punto de ser erradicada del planeta. Sin embargo, esto no significa que el virus propiamente tal está eliminado.
Los virus tienen recursos muy sofisticados para eludir los cercos tecnológicos con que pretendemos controlarlos. Producir una vacuna contra la infección por el virus de la inmunoinsuficiencia humana, HIV, ha resultado extremadamente complicado. Algunos virus pueden ser controlados por los linfocitos T citotóxicos, de hecho la primera gran caída de la concentración de virus HIV en humanos se debe a una vigorosa respuesta de estas células. Lamentablemente, ésta es insuficiente para evitar el progreso de la enfermedad.
Una de las preguntas claves a responder para intentar diseñar una vacuna anti-HIV es, ¿Por qué los linfocitos T citotóxicos no pueden detener el progreso de la enfermedad? Lo que hasta este momento se conoce es que el virus HIV tiene la capacidad de impedir que la célula infectada "muestre" al sistema inmune que efectivamente está infectada. Lo hace interfiriendo con el mecanismo molecular que tienen las células para exponer en su superficie señales que indican que están infectadas. El virus interfiere con el tráfico de un selecto grupo de moléculas, HLA y HLB, que viajan hacia la superficie de la célula con péptidos virales que el sistema inmune reconoce como extraños y además peligrosos.
Conocer estos mecanismos permite plantear estrategias racionales de vacunación dirigidas a eludir estos trucos de los virus. Es así como los diseñadores de vacunas contra HIV están considerando nuevos agentes inmunolóicos para obtener poderosas respuestas de los linfocitos T citotóxicos.
Para sostener el crecimiento de la población humana en nuestro planeta se efectúan enormes esfuerzos para una agricultura cada vez más eficiente y productiva. Un serio factor limitante es la gran variedad de virus que producen cuantiosas pérdidas en los cultivos. Este fue otro importante tema de discusión en el congreso. El de los avances en el conocimiento de las complejas relaciones entre los virus y los vegetales que ellos infectan.
Se han identificado genes de plantas que están vinculados con mecanismos de defensa contra la invasión viral, sin embargo, adicionalmente, y como ocurre con los virus animales, los virus de plantas también poseen sofisticados mecanismos moleculares que pueden disminuir seriamente la operatividad del sistema inmune vegetal.
Del estudio de estas complejas relaciones virus - planta, surgirán en forma natural vías para aumentar el efecto de los genes protectores, asR como, también, reducir el efecto de los genes virales que se oponen a los anteriores. La estrategia más promisoria para el control de los virus vegetales, es, por el momento, la de generar plantas transgénicas en las cuales se incorporan genes que aumentan su resistencia. Se ha tenido un importante éxito en la protección contra virus que afectan a la producción de papayas y de plátanos en Australia.
El conocimiento detallado de los mecanismos de control de la expresión genética de los virus es fundamental para desarrollar estrategias terapéuticas o preventivas contra las enfermedades virales. Un excelente ejemplo fue presentado en el congreso. Un importante grupo de patógenos está constituido por virus cuyo genoma consiste en una cadena de RNA negativo.
Estos virus cuando se multiplican en la célula infectada necesitan generar un número muy preciso de los diferentes componentes que permiten el ensamblaje del virus. La preservación de esta estoiquiometría molecular es posible debido a una forma de control transcripcional que implica que los genes virales se expresan más eficientemente en la medida que estén más cerca del extremo 3' donde está el promotor. Las proteínas que se necesitan en mayor cantidad están codificadas, entonces, hacia el extremo 3' del genoma viral.
Lo interesante de este descubrimiento es que si se altera biotecnológicamente el orden de los genes, también se altera las cantidades relativas de las proteínas que se sintetizan, resultando de esto que se ensamblan muchos viriones defectuosos con una muy reducida patogenicidad. Lo importante de este resultado es que se obtienen variantes de virus que se caracterizan por una nula o muy baja patogenicidad, pero, con una alta capacidad para estimular el aparato inmune del animal infectado. De esta manera es posible diseñar excelentes vacunas mediante esta estrategia. Los resultados preliminares en animales de experimentación son muy alentadores.
Los virus no son solamente agentes catastróficos, también se presentaron trabajos relativos a la posibilidad de usar a virus como mediadores en la transferencia de genes destinados a corregir enfermedades. Dentro de lo que se denomina medicina molecular la terapia genética ocupa un destacadísimo lugar.
Algunos virus son excelentes vectores para introducir genes en células. Uno de los problemas técnicos de mayor envergadura es el de poder introducir genes terapeúticos en células que no están en división. En una de las sesiones plenarias se mostró que se puede utilizar vectores basados en los lentivirus para introducir en forma estable y por supuesto sin producir enfermedad alguna, genes correctores en células tanto in vitro como in vivo. El procedimiento tiene pleno éxito en la introducción de genes foráneos en cerebro, músculo, retina y células hematopoiéticas. En todos los casos con la corrección de los defectos genéticos previamente existentes.
Una de las enseñanzas más importantes del último congreso mundial de virología de este milenio es que los virus representan una enorme paradoja para el futuro. Por un lado, grandes amenazas de enfermedades virales emergentes producto de las modificaciones que introducimos al ambiente y en nuestras costumbres. Por otro lado, ciframos en su manejo biotecnológico grandes esperanzas en un impacto positivo en la medicina humana, veterinaria y en la agricultura a través de su uso como vector de genes o para contrarrestar el efecto de otros agentes patógenos.
Dr. Juan Kuznar H.