La Presencia de la Universidad Pública

Documento elaborado bajo la coordinación del Prof. Alfredo Bosi, director del Instituto

de Estudios Avanzados (IEA) de la Universidad de São Paulo, Brasil.

Introducción

La universidad pública és responsable por los mejores cursos de graduación y de pósgrados, y por la casi totalidad de la investigación científica y tecnológica del Brasil. A pesar de incostestada, incontestable y ampliamente conocida por los que estudian la cuestion de la educación superior en este país, esa afirmación exije ser recordada, pues contituye la puerta de entrada obligatória para cualquer discusion sobre la universidad brasilera.

En el "Ranking de la Ciencia", organizado por el diario Folha de São Paulo (publicado en la edición del 12 de septiembre 1999) son indicados los 494 científicos del Brasil con mayor influencia en la investigación científica mundial. El diario se baseó en el banco de datos más amplio del mundo sobre estudios en las diversas áreas científicas, el Science Citation Index, fundado en 1958 en Filadelfia. Desde 1961 el SCI registra todas las citaciones de estudios hechos en las más importantes publicaciones científicas. Los 494 investigadores seleccionados para el Ranking de la Ciencia son físicos, bioquímicos, matemáticos y químicos. Ellos recibieron un total de 324.810 citaciones de trabajos científicos. De ese total 162.816 citaciones son de investigadores de las tres universidades públicas del estado de São Paulo - USP, UNICAMP y UNESP. La casi totalidad de las citaciones restantes fueron atribuidas a investigadores de universidades federales de diversos estados del Brasil.

Salvo exepciones originadas en la iniciativa privada, las universidades públicas son también las que forman los mejores médicos, abogados e ingenieros, los mejores agrónomos, sociólogos y contadores, los mejores bioquímicos, matemáticos y profesores de educación física, y la amplia gama de técnicos, científicos y profesionales liberales del país. Sin sus profesores no tendriamos la ingenieria que elevó las grandes ciudades, las represas e hidroelectricas brasileras, ni la industria pesada, la naval, la aeronautica, ni la industria química, petroquímica y farmaceutica, ni los laboratórios de análisis clínica y servicios. Sin la universidad pública conoceriamos muy mal nuestra história y geografía, nuestra flora y nuestra fauna, no tendriamos las nuevas variedades de caña de azucar y de maiz adaptados a nuestro suelo y a nuestro clima. El Brasil seria entonces otro país, infinitamente más atrasado.

Pero si no hay quen niege el papel fundamental desempeñado por la universidad pública brasilera a lo largo del tiempo, muchos prefieren dejar ese aspecto en la sombra. Se discute, sobretodo en los últimos años, si el modelo brasilero és o no demasiado caro para las posibilidades del país, se los recursos de la educación superior no serian mejor aplicadas en la educación primária y secundaria, si la selección de los exámenes de ingreso a las universidades (exámen vestibular) no favorece a los alumnos más ricos, si no hay desperdicios intorelables, vícios implantados por el corporativismo, y si la gratuidad de la educación superior no deberia ser totalmente abolida, o substituida por un sistema de becas. La verdad es que todos estos aspectos son relevantes y volveremos a ellos en este documento. Responderemos las críticas nacidas de la falta de información pero también admitiremos las dificultades. La defensa del modelo actual no implica en la defensa indiscriminada de todas las universidades públicas mantenidas por el Estado, como si fueran homogéneas, lo que ciertamente no son.

Es indispensable recordar que el futuro del Brasil depende esencialmente de la calidad en los tres ciclos de educación y que entre los tres, el superior és el que se ha salido mejor. Es indispensable recordar también que la universidad pública brasilera no és una utopia sino una realidad duramente construida con el trabajo de generaciones de brasileros, un inmenso patrimonio de la nación a ser preservado con el debido cuidado. Una verdadera universidad demora décadas para ser construida, una reforma mal conducida puede destruirla en muy poco tiempo.

Examinemos un poco más lo que se entiende por calidad universitária. No existe una manera que sea inmune a críticas de clasificar universidades o cursos por orden de calidad. Tantas son las variables en juego que siempre se puede discordar del peso atribuido a cada una de ellas. Sin embargo, una cosa és verdadera: todos los criterios sugeridos hasta hoy apuntan para la superioridad esmagadora de la universidad pública. Comenzando por las carreras de graduación, veamos lo que nos dicen las evaluaciones oficiales, como el "Examen Nacional de Cursos Universitários" del Ministerio de Educación, y las evaluaciones "no oficiales", como el Guia del Estudiante, publicado por la Editora Abril.

En noviembre de 1996, los egresados de 616 carreras de instituciones públicas y particulares de administración, derecho e ingenieria civil de todo el país fueron submetidos al primer Examen Nacional de Cursos patrocinado por el Ministerio de Educación y Cultura. Inmediatamente bautizado de "provão", el examen volvió ampliado en 1997 y en los años siguientes con el objetivo de elaborar gradualmente una evaluación general de los cursos universitários existentes en el Brasil. Admitiendose aún el caracter contradictorio del provão, ya que existe una selección para ingresar a la universidad y pruebas sucesivas en los años subsecuentes, se comprende su utilidad en la situación específica del Brasil donde, durante décadas, muchos cursos superiores fueron abiertos y reglamentados sin el necesário rigor. Así, encuanto esas instituciones no asumen sus responsabilidades, como siempre lo hicieron las de mejor nivel, el provão será bienvenido como una medida transitoria. Lo que más contribuyó para el éxito del provão fué el hecho de sus primeros resultados coincidieron grosso modo con lo que ya se sabia intituivamente ó por otros indicadores: la ventaja de las escuelas públicas sobre las particulares.

Informe Síntesis del Exámen Nacional de Cursos Superiores (1997)

Universidades Federales: notas A ó B = 56%

notas D ó E = 15%

Universidades Estatales: notas A ó B = 53%

notas D ó E = 19%

Instituciones Privadas: notas A ó B = 19%

notas D ó E = 36%

Además de la evaluación baseada en el resultado de las pruebas, el Informe - Síntesis publicado por el Ministério de Educación con los datos de 1997 traía la evaluación de las instituciones según otros dos criterios, el de la titulación de sus profesores, medido por el porcentaje de Maestrias y Doctores en el cuerpo docente, y el del regimen de trabajo. medido por la suma de las horas de trabajo de los profesores.

Los test estadísticos permitieron verificar una asociación positiva entre las notas atribuidas a un curso segun el resultado obtenido por sus graduandos y las notas por titulación de los docentes y su regimen de trabajo. O sea, notas A y B en los exámenes tienden a coincidir con notas A y B en las otras dos categorias. En resumen, la gigantesca prueba a que fueron submetidos los universitários brasileros nos llevó a dos conclusiones. La primera apenas confirma lo obvio: alumnos aprenden mejor en las escuelas con profesores mas preparados y mas dedicados. La segunda és menos obvia, pero ni por eso menos verdadera: los profesoresmás preparados y más dedicados están en las escuelas públicas gratuitas. Un ejemplo marcante és el de la Universidad de São Paulo (USP). En 1997 fueron evaluadas 10 carreras: dos de administración, dos de ingenieria civil, tres de odontologia y más las unidades de Derecho, ingenieria química y veterinaria. La totalidad de esas diez carreras recibió clasificación A en titularidad y jornadas de trabajo, y A ó B en el provão.

La evaluación oficial coincide igualmente con otras mas amplias. El Guia del Estudiante publicado por la Editora Abril en su edición de 1998 analisó 5.186 cursos. Además de llevar en cuenta, cuando posible, los resultados del provão, recogió informaciones sobre la infraestructura de las escuelas, instalaciones, recursos didácticos, equipos y laboratórios, titulación y regimen de trabajo. También entrevistó 486 consultores, entre profesores universitários, científicos, investigadores y profesionales de diversas áreas. Todos esos datos fueron cruzados con los yá existentes en la base de datos de la guia, que contiene el desempeño de las escuelas desde 1989. Apesar de que el guia no separa las escuelas públicas de las privadas, la clasificación de las 12 mejores universidades, englobando 425 carreras nos da una excelente indicación. Juntas, en primer lugar, aparecen la USP, la Unicamp y la Federal de S. Paulo (Unifesp), en segundo surge la Federal de Minas Gerais (UFMG) seguida por la de Santa Catarina (UFSC), la de Rio Grande do Sul (UFRGS), la Católica de Rio de Janeiro (PUC-RJ), la Federal de Rio (UFRJ), la Federal de São Carlos (UFSCar), la Católica de S.P. (PUC-SP), la Federal de Brasilia (UNB) y de Goias (UFG). De estas 12 universidades, apenas la PUC-RJ y la PUC-SP pertenecen al sector privado. Nada más natural cuando se sabe que contando apenas con 33.5% de las 1.868.529 matrículas de la educación superior en 1996 las universidades públicas reunen 77.2% de los docentes con doctorado y con 83% de los docentes en regimen de tiempo integral.

Nada más natural, igualmente, que las universidades públicas se salgan mejor en la evaluación cualitativa de los cursos de pos grado. Recientemente la Fundación Coordinadora de Aperfeccionamiento de Personal de Nivel Superior, CAPES, resolvió crear nuevas categorias en su criterio de evaluación, distinguiendo con nota 7 a los cursos realmente excepcionales. Fueron escogidos 23 cursos en todo el país, siendo 15 paulistas y con apenas uno ligado a una universidad confesional. De manera general la universidad pública practicamente monopoliza los cursos de pos grado. La publicación de estos resultados, confirmados, año a año, llevó a un fenómeno nuevo. Amparados en la nueva Ley de Directrices y Bases de la Educación, alumnos de establecimientos privados mal considerados pasaron a exijir la contratación de profesores mas titulados y con mayor carga de trabajo. O sea, al contrario de lo que ocurre en la economia de manera general y aún en la educación primaria y secundaria, en el caso específico de la educación superior, las instituciones públicas se tornaron cada vez más el modelo de calidad para las privadas. El esfuerzo de imitación ha sido constante en los últimos años yá produjo frutos en los cursos de graduación. Pero, por mayor que sea la presion de los alumnos y de la propia sociedad, en poco ó nada disminuyó el inmenso foso que separa las universidades públicas y particulares brasileras en los cursos de pos grado y en las actividades de investigación.

Algunos números relevantes del posgrado y de la investigación en Brasil

- Con apenas 33.5% de las 1.868.529 matriculas de la educación superior las universidades públicas cuentan con 77.2% de los docentes con doctorado y con 83% de los docentes en regimen de tiempo integral.

- 87.1% de los cursos de Mestrado y 89.2% de los cursos de Doctorado son ofrecidos por las universidades públicas.

- De 3918 grupos de excelencia I y II identificados por el CNPq, 78.3% son de universidades públicas y 5.2% de entidades públicas aisladas. En 162 proyectos aprobados en el Programa de Apoyo a los Núcleos de Excelencia (PRONEX) 82.1% fueron para grupos de universidades públicas y 13% para instituciones públicas de investigación.

- De las 45.781 publicaciones por docentes de pos grado, 91.5% vienen de instituciones públicas. En publicaciones en el exterior, 94.7% corresponden a instituciones públicas.

- De los 144 proyectos financiados por la FAPESP, Fundação de Amparo à Pesquisa do Estado de São Paulo, en que se identificaron impactos de naturaleza científica, social y económica, 97.2% fueron desarrollados en universidades e institutos de investigación públicos

 

La defensa cotra los preconceptos

En el momento en que se afirma como referencia de calidad en la educación superior y en el desarrollo de ciencia y tecnologia, la universidad pública brasilera sufre, contradictoriamente, una série de ataques por parte de sectores limitados, pero influyentes, de los medios de comunicación y de la política. Deberia estar en el auge de su prestigio, pero és acusada de una multitud de pecados. Ella seria elitista, corporativa y, sobretodo, demasiado cara, consumiendo recursos indispensables al desarrollo de la educación primaria y secundaria. El impulso inicial de estos ataques nació del momento histórico. Viviendo la restauración exagerada de valores del liberalismo económico, muchos pasaron a defender la superioridad de la iniciativa privada como principio absoluto, tornandose incapaces de distinguir entre una usina siderurgica y una universidad. Siendo este ataque de una naturaleza pasional, és más dificil dedefender.

La pasion ideológica generaliza, ciega y ensordece. Personas cuya vida fue salvada en los servicios de emergencia del Hospital Clínico de São Paulo por médicos que dan turnos de 24 horas corridas serian capaces de repetir, al dia siguiente, que todo funcionário público trabaja poco. Se critica, de esa forma, a la universidad pública, no en vista de sus defectos o cualidades reales sino que simplemente porque és pública. Como agravante, hay en el país una gigantesca falta de información permitiendo la formación de opiniones sin ninguna base en la realidad. No és raro, por ejemplo, escuchar que el Brasil deberia concentrar esfuerzos en la educación básica, dejando la educación superior a cargo de la iniciativa privada "como se hace en los paises avanzados". Esa observación és lo opuesto de la verdad. Segun datos citados por Luiz Felippe Perret Serpa en "Quem Financia Universidades, aqui e no Exterior", en las naciones más desarrolladas, las matrículas en establecimientos públicos de educación superior llegan a casi la totalidad, 92.08% en Francia y a 99.9% en Gran Bretaña. Aún en los Estados Unidos, citado muchas veces como ejemplo, 72.4% de los estudiantes frecuentan universidades públicas. Y los 28.6% restantes estudian en establecimientos pertenecientes a fundaciones que, siendo de derecho privado, son subsidiadas directa o indirectamente por el gobierno americano a tal punto que, como veremos mas tarde, nos podemos preguntar a cual categoria pertenecen realmente.

Por otro lado, en Brasil, apenas 34% de los estudiantes entran en las instituciones públicas mientras 66% son obligados a recurrir a la educación superior privada. Tomando como base de razocínio apenas estos datos podemos concluir que, para imitar a los países más adelantados, deberiamos ampliar la educación superior pública y reducir la privada. Se trata, naturalmente, de un razocínio poco realista. Ampliar la educación pública és, sin duda, algo esencial, pero se debe llevar en cuenta que las universidades particulares, con sus meritos y desmeritos, ya se tornaron presencia irreversíble en la educación brasilera. No cabe aqui analizar las razones que llevaron a su rápida multiplicación en los últimos años ni los problemas que ese proceso eventualmente trajo. Importa, eso sí, subrayar que defender la universidad pública no significa descalificar la educación superior particular, ya que ambas son complementares y su convivencia en el Brasil ya se ha mostrado mutuamente provechosa. Basta notar, por ejemplo, que la universidad pública és el vivero de donde salen los mestres y doctores que forman el cuerpo docente de la educación particular. De los 3.200 mestres y doctores formados por la USP en 1997, mas de 90% encontraron lugar en otros establecimientos de educación superior. Eso nos lleva a concluir - y aquí lo hacemos con la debida propiedad - que dar apoyo a la universidad pública és una excelente manera de se apoyar también a la universidad privada.

Volviendo al ejemplo de los países más adelantados y al papel preponderante desempeñados en ellos por las universidades públicas, hay un punto esencial a ser resaltado. Todos esos países poseen investigación científica de buen nivel y la buena investigación solo puede ser financiada por fondos públicos. La razon és muy simple. En su esencia, la investigación és una actividad cara, de retorno seguro a largo plazo, pero incierto en un horizonte inmediato y, por eso mismo, poco atractiva para la iniciativa privada. La resistencia de los inversionistas cresce tratandose de ciencia básica (cuyos resultados dificilmente son patenteables), de ciencias humanas ó estudios literários. José Fernando Perez, director científico de la Fapesp, en "A Pesquisa e seus Falsos Dilemas", recuerda que las grandes multinacionales como AT&T, IBM, Philips, Hughes Aircraft e Xerox llegaron a hacer inversiones en investigación básica por reconocer como és difícil determinar las fronteras con la investigación aplicada. Mas, en su mayoria, abandonaron esos programas, que eran por lo demás, conducidos por investigadores salidos de la universidad pública. En el Brasil, las raras universidades privadas que se dedican a la investigación reciben recursos financieros de várias agencias gobernamentales de fomento, como CNPq, Capes y Finep.

Establecido y reconocido el papel esencial de la universidad pública, sus adversarios buscan otro angulo de ataque. Realmente, dicen ellos, la universidad pública parece insubtituible, pero no estaria saliendo demasiado cara en el Brasil? No estariamos invirtiendo demasiado de nuestros escasos recursos? Como base de discusion se toma habitualmente el porcentaje del Producto Nacional Bruto - PNB - invertido en educación en el Brasil y en otros países. A continuación se comparan los gastos en educación básica, secundária y superior, y se tenta establecer así el costo individual de cada estudiante.

Comencemos por el porcentaje del PNB. Segun los datos mas recientes divulgados por la Unesco, de 1996, el Brasil invirtió en ese año 4.6% de su PNB en educación. Es una porcentaje que nos presenta en una posición relativamente favoráble frente a los otros países de America Latina. Ultrapasamos a Argentina (3.3%), Colombia (4%), Mejico (4.4%), perdiendo apenas, entre los países citados por la Unesco, para Bolivia (6.6%) y Jamaica (6.4%). Si comparamos con países más desarrollados, nuestra posición és mucho menos brillante. Estamos próximos al Reino Unido (5.4%) y Austria (5.7%), pero estamos lejos de Francia (6.1%) y aún más distante de las naciones escandinavas: Suecia (8.1%), Noruega (8.1%) y Dinamarca (8.2%). Recordemos que diferencias de criterios contables recomiendan cautela en este tipo de comparaciones. Recordemos también que si llevamos en cuenta la relación entre el PNB y la población en los países más adelantados, la inversion per capita de manera general, y en educación en particular, será mucho mayor que en el Brasil. Hechas estas consideraciones, una conclusion parece imponerse en el caso brasilero: nuestros gastos globales en educación no pueden ser clasificados de excesivos.

De acuerdo a lo que se afirma, el verdadero problema brasilero aparece en la hora de la division de las parcelas entre los tres niveles de educación. Segun ese punto de vista, el total de las inversiones podria efectivamente ser considerado razonable, pero la parcela reservada a la educación superior seria demasiado grande, configurando una inversion de prioridades. Los partidarios de esa teoria proponen que se disminuya la parcela de las universidades y se transfieran los recursos economizados para mejorar la educación fundamental y secunndária. Conociendo las deplorables condiciones del primer y segundo ciclo en la mayor parte del Brasil, cresce la tentación de adherir a esa propuesta miraglosa. La complejidad de la contabilidad pública permite que algunas manipulaciones groseras pasen por datos confiables. Como la Union (la esfera federal), los Estados y los Municipios tienen responsabilidades diferentes frente a los tres niveles de educación, y existe todo un sistema de fondos especiales y repases a ser tomados en cuenta, un dato aislado puede llevar a un observador precipitado a conclusiones disparatadas. No és raro escucharse, por ejemplo, que el Brasil gasta la mayoria de sus recursos de educación con la educación superior.

Las estimativas más confiables indican, sin embargo, que los gastos del Brasil con la educación superior no ultrapasan 20% (José Goldemberg, ex-ministro de Educación, en "O Repensar da Educação no Brasil"). Reducir esta porcentaje, lo mas probable es que habrá un considerable deterioro de la educación superior, sin una contrapartida visible en los otros niveles. Recordemos, finalmente, como ocurre la distribución de recursos en otros paises. Segun el Departamento de Educación de los EUA, de los US$ 564 mil millones gastados con educación en el año lectivo 1996/97, nada menos que 40% fueron reservados a la educación superior.

Como contra-argumento, se afirma que el número de universitários en Brasil és relativamente pequeño, tornando el costo por alumno extraordinariamente elevado. En este caso también és necesário mucho cuidado con los cálculos y las comparaciones. La diversidad de criterios posibles puede ser evaluada por quien se de el trabajo de consultar el site de la OCDE (Organization for Economic Co-operation and Development) en la internet (http://www.oecd.org/). Las tablas comparativas son precedidas por el equivalente a diez páginas de letra chica sobre la metodologia adoptada. En el Brasil, por falta de normas, los costos por alumno varian de lo simples al triple, conforme la fuente. Hay, por ejemplo, quien considere la inversion de R$ 6 mil millones (US$ 3.5 mil mill.) en las instituciones federales, divida ese total por 350 mil alumnos, y llegando a la conclusion de que el costo individual és de R$ 17 mil (US$ 1 mil). Un raciocínio análogo llevaria a concluir que cada alumno de las universidades estatales cuesta R$ 20 mil (R$ 5 mil millones por 250 mil estudiantes).

Ese tipo de cálculo no és aceptado por la OCDE ni por ningun país del mundo, por incluir - abusivamente - gastos con hospitales universitários y con personal inactivo (jubilados), que pertenecen a otro item de la contabilidad pública. Solo el hecho de incluir indebidamente los gastos con los inactivos representa una diferencia de la orden de 30%. Además de eso, el Fondo Social de Emergencia del gobierno federal, que substrae recursos antes de su distribución por los diferentes items presupuestarios, disminuyó substancialmente los recursos vinculados a la educación. Tomando en cuenta estos descuentos, la Profa. Eunice Ribeiro Durham ("As Universidades Públicas e a Pesquisa do Brasil") afirma haber un gasto por alumno de la orden de R$ 8.5 mil en las universidades federales (en la época del cálculo, el valor der real equivalia al del dolar). Fuentes ligadas a los rectores de las universidades federales citadas por la prensa en abril de 1998 consideraban un valor menor, de US$ 4.7 mil. Tomando estos dos valores tendremos un promedio un poco superior a US$ 6.5 mil. Examinando la tabla montada com los datos de la OCDE venos que este número no tiene nada de excepcional, siendo en la mayoria de las veces, inferior al de los paises más adelantados.

Gastos por alumno (en US$) en instituciones publicas de Educación Superior en países de la OECD (Fuente: Education at a Glance - OECD indicators, Organization for Economic Co-Operation and Development, 1995)

Canada 12.350 Estados Unidos 11.880

Australia 6.550 Japon 11.850

Nueva Zelandia 6.080 Alemania (ex RFA) 6.550

Belgica 6.850 Dinamarca 6.710

España 3.770 Francia 6.020

Holanda 8.720 Irlanda 7.270

Italia 5.850 Austria 5.820

Finlandia 8.650 Noruega 8.720

Suecia 7.120 Suiza 12.900

Reino Unido (Público y dependiente de recursos públicos) 10.370

Hecha estas constataciones preliminares, la controversia entra en una segunda fase. Si el Brasil no gasta com educación más de lo que és razonable, si la parcela reservada para la educación superior és mucho menos que lo imaginado y si el costo por alumno está dentro de los padrones internacionales, cual és el gran problema de la universidad pública? El gran problema de la universidad pública brasilera, responden sus adversários, está en su elitismo. Los universitários, nascidos y criados en las clases más altas de la sociedad, gozan del privilegio de estudiar de gracia. Contornemos esa injusticia, acabando com la gratuidad. Cobrenos mensualidades. Tratase de una "falsa buena idea", como existen tantas en el terreno de la educación. Nasce de un impulso generoso, pero acaba por contradecir a si mismo y, en el caso que llegase a ser colocado en práctica, acabaria por llegar al resultado inverso de lo esperado.En su origen está el deseo de amenizar una injusticia social expresada muchas veces de la forna "Hijo de rico hace un pré-universitário y estudia gratis en la USP. Hijo de pobre va para una universidad pagada".

Destaquemos, en primer lugar, la exageración caricatural. Personas realmente ricas se concentran en las columnas sociales y las realmente pobres viven en las "favelas". La mayoria de los universitários brasileros pertenecen a la clase media. Puede decirse, eso si, que alumnos pertenecientes al segmento superior d la clase media, cuyos padres tienen posibilidades de pagar colegios secundarios privados de calidad y un curso pre-universitário,tienen más chances de entrar en universidades públicas, mientras los alumnos de clase nedia más baja tienen mecos facilidad para seguir el mismo camino. Este fenómeno existe y se está agravando. Hace 20 años, el porcentaje de aprobados en el examen de ingreso de la USP que habian salido de escuelas municipales y estatales era 57%. En 1998 solamente 21% eran originarios de la red pública, mientras más del 70% vinieron del sistema particular. Pero esa tendencia está lejos de ser una fatalidad, como puede ser contatado por el desempeño excepcional de los alumnos egresados de las escuelas federales.

Analizando los resultados de un cuestionario respondido por los candidatos inscritos en los exámenes de ingreso a las universidades paulistas de 1997 (Fuvest-97), el Sr. Alceu G. de Pinho en "Algunas Características Académicas y Socio-económicas de los ingresantes a la Universidad de São Paulo" dice: "candidatos que realizaron sus estudios de segundo grado exclusivamente en escuelas públicas (estatales o municipales) tienen una probabilidad de ingreso igual a 4.63%, contra 8.83% de aquellos que hicieron todo el segundo grado en un colegio privado". Es importante destacar que entre las escuelas públicas hay un subgrupo con un desempeño muy por encima del promedio, con una probabilidad de ingreso cerca de dos veces superior al conjunto de los colegios privados (17.7% en 1997). Se trata de las escuelas públicas federales que son, basicamente, escuelas técnicas. Estos candidatos a pesar de que son apenas 1.95% de los inscritos, representan 4.82% de los que alcanzan una vacante en el conjunto de las carreras.

Todo esto lleva a concluir que el problema existe pero no está en el superior sinó que en el secundario, que se fue deteriorando en las últimas décadas en una tendencia tristemente incontestable. Aún así, la voluntad de cobrar aranceles mensuales ha resistido con el argumento de la eventual economia que traeria a los cofres del Estado y que podrian se transformar en inversiones en la educación básica. En otras palabras, la propuesta consiste en intervenir en la universidad pública que funciona bien, con la esperanza que de alguna manera eso acabe beneficiando a la educación secundaria. Además de una lógica dudosa, se trata de una propuesta conceptualmente equivocada y matemáticamente inviable. La verdad es que no existe educacion superior gratuita. La expresion "gratuita", cuando se hable de educación superior, significa apenas que sus costos no son cubiertos directamente por los alumnos sinó que son financiados a través de los impuestos pagados por toda la sociedad: ricos, pobres y clase media.

El Prof. Helio L. de Oliveira, rector de la USP en los agitados años de 1968/69 escribió en sus notas sobre esa época, cuando ya se discutía el asunto: "El Estado arrecauda de todos y, como tributo directo, más de los ricos que de los pobres. Por lo tanto, la educación gratuita está siendo pagada y, indivíduo por indivíduo, más por los ricos que por los pobres (...) El obstáculo del pago directo servirá apenas para cerrale la escuela a muchos de los más calificados". Así, mas adecuado de que hablar en universidades gratuitas seria referirse a las universidades mantenidas por el Estado, donde el merito y solamente el mérito, seria el criterio de ingreso. El origen social y familiar, el dinero, las indicaciones corporativas o las influencias indirectas de cualquer especie, no entran en el proceso de ingreso.

De todas maneras, el costo de la educación és distribuido por las clases sociales por criterios establecidos no por la política educacional sinó que por la política fiscal de cada país, y solo a traves de esta última puede ser alterado. Al conjunto de la sociedad se le impone el costo de financiar la educación superior, baseandose en la idea universal de que la existencia de personas mas instruidas beneficia a toda la colectividad. Como observó el Prof. C. Buarque cuando era rector de la Universidad de Brasilia, "lo que hace una universidad ser elitista no es el hecho de que algunos pobres no tendran hijos médicos, sinó de que los pobres no tendrán médicos para sus hijos".

Por lo demás, como el costo de la universidad pública ya és cobrado de la sociedad a través de los impuestos, cobrar también de los alumnos significaria cobrar dos veces por el mismo servicio, sin que esa contradicción vaya a traer algun alivio presupuestário significativo. La Comisión Parlamentar Mixta que investigó los problemas de la universidad brasilera (1991-92) después de escuchar especialistas concluyó que la eventual cobranza de aranceles mensuales en las universidades públicas (que se dedican a la educación y a la investigación) al precio equivalente del practicado por las privadas (que ignoran la investigación) cubriria apenas entre 7% y 10% del presupuesto. Paulo de Sena Martins, ensu artículo "La Universidad Pública y Gratuita y sus enemigos", cita otros tres cálculos realizados de forma independiente que llegan a valores equivalentes ó menores. Recuerdese todavia, que una eventual cobranza de aranceles mensuales implicaria en más burocracia y costos adicionales, reduciendo lo que sobre a valores irrisórios.

Aún siendo inocua en términos macroeconómicos, la cobranza de aranceles mensuales tendria un efecto dramático para algunos alumnos. No és dificil prever lo que ocurriria al dia siguiente al inicio de una eventual cobranza de mensualidades. Los raros estudiantes realmente ricos poco se importarian. Habiendo escogido la universidad pública unicamente por el criterio de calidad, la cuestion de la gratuidad no les afecta ni les afectaria. La clase media, sin embargo, sacrificada con las mensualidades de la educación secundaria, sufriria el doble con el pago de aranceles mensuales. Los verdaderos sacrificado serian los alumnos más pobres, justamente los más inteligentes, persistentes y dedicados, los que vencieron todos los obstáculos. Esos encontrarian cerrada la puerta de la universidad. De esta forma, un impulso generoso por disminuir una injusticia social, acabaria agravandola.

A los defensores de la universidad pública pagada les queda finalmente un último argumento, en realidad una última ilusion. Muy bien, diran ellos, pero en los Estados Unidos las universidades, tanto las públicas como las particulares son pagadas y el sistema funciona muy bien. De aqui surge la tentación de importar el modelo universitário americano como si fuera un electrodoméstico. Esa importación és imposible por dos motivos. En primer lugar, el modelo americano, que tanto se alardea, guarda apenas una remota semejanza con lo que existe en la realidad de los E.U.A. Si esa importación llegara a concretizarse, quedaria inevitablemente presa en las barreras de nuestra formación histórica y cultural.

Como dijimos, 72.4% de los estudiantes norte-americanos frecuentan universidades públicas y apenas 28.6% las universidades privadas. En ambos casos son cobradas mensualidades, cuyo total, a primera vista, paga el costo de buena parte de las actividades. En las públicas, esa participación és de 18% en promedio, mientras que en las privadas sube a 41.2%. Lo que no se dice és que esas mensualidades vienen en su gran mayoria, parcial o totalmente, de las becas ofrecidas por el própio gobierno ó por fundaciones de caracter benemérito. O sea, el alumno paga con los recursos de la sociedad. La imagen idílica del joven que financia sus estudios en Harvard lavando platos está muy bien en el cine pero no cabe en la realidad. La verdad es que él hace poco más de que entregar con la mano derecha en la tesoreria de la institución los recursos que recibió con la mano izquerda de la comunidad, en forma de una beca de estudios.

La participación del gobierno sólo no queda más evidente por causa de los critérios adoptados en las estadísticas de la OECD: "Pagos hechos por estudiantes son cantidades líquidas, o sea, ellas son cosignadas después de substrair cualquer beca ó otra forma de ayuda financiera (como rebajas en las mensualidades ó matrículas) concedidas a los estudiantes por la própia institución. Este descuento incluye apenas ayuda financiera que parte de la propia institución. Becas y otras ayudas financieras para estudiantes concedidas por el gobierno ó otras entidades no son descontadas, aún cuando esa ayuda sea administrada y pase a traves de la institución". Tomemos como ejemplo la universidad de Rutgers, en el Estado de Nueva Jersey (EUA), que presenta un perfil semejante al de la Universidad de São Paulo. El ingreso en su presupuesto por mensualidades equivale a 23% del total, lo que sin duda és muy significativo. Pero analisando esos números con mayor atención verificase que la ayuda recibida por los alumnos de diversas fuentes casi alcanza esa porcentaje, equivaliendo a poco menos de 21% del mismo total.

En términos generales, examinando la contribución privada para la investigación universitária americana verificase que ella no substituye en absoluto la inversion pública y ni pretende hacerlo. El Prof. Luis Felipe Perret Serpa recoge un manifiesto publicado en el "Washimgton Post" bajo la responsabilidad de empresas como la Philips, Chrysler, Merk, Kodak, IBM. General Electric y United Airlines en defensa de la preservación de las inversiones públicas en las universidades. Ellos afirman: "Por largos años (...) el gobierno apoyó consistentemente, en conjunto con el Congreso, programas de investigación en las universidades concebidos como inversion vital en el futuro de nuestro país. La industria (léase la iniciativa privada) también tuvo un papl fundamental en este proceso, criteriosamente introduciendo esas inovaciones tecnológicas en el mercado. Infelizmente, la competividad tecnológica de los Estados Unidos está hoy seriamente amenazada. A medida en que el gobierno federal está siendo reducido, hay presiones para que también disminuya la investigación universitária básica, que se ofrece como un blanco tentador, porque muchos no se dan cuenta del papel fundamental que ejerce".

Cuando se toma el modelo americano como ejemplo, conviene no olvidar el papel destacado reservado a la venta de servicios y el ingreso de patentes que colaboran con más de 20% de los ingresos totales, tanto en las universidades públicas como en las privadas. Por multiples factores, este filon no ha sido suficientemente explorado en el Brasil. Citemos también el papel históricamente reservado a las fundaciones y a las donaciones. Sea por los incentivos permitidos por ley, que permiten generosos descuentos del impuesto de renta a los donadores de las universidades americanas - lo que no existe en Brasil - sea por tradición social, una parte del costo de las universidades privadas de ese país viene del rendimiento de donaciones, los llamados "endowments". En promedio y, al contrario de lo que se imagina, esa fuente de recursos no ultrapasa 5% (datos del Departamento de Educación de los EUA). Pero esto és diferente en las universidades de mayor prestigio. El fondo de las acciones de la Universidad de Harvard supera US$ 15 mil millones.

En el Brasil tenemos algunas contribuciones notables: Luiz Vicente de Souza Queiroz, fundador de la Escuela Superior de Agricultura (USP), en la ciudad de Piracicaba, se deshizo de su propiedad particular para transformarla en un bien público. Julio de Mesquita Filho y Armando Salles de Oliveira dedicaron sus fuerzas y prestigio a la creación de la Universidad de São Paulo. Infelizmente, las iniciativas de estos hombres excepcionales no tuvieron la continuación deseada. En los últimos años se ha observado un esfuerzo de las universidades públicas brasileras para obtener recursos complementares junto a sus ex-alumnos y a la sociedad en general. Tratase de un esfuerzo interesante de cual se espera frutos considerables a medio plazo.

La influecia de la universidad pública en el desarrollo de la sociedad

Antes de concluir, volvamos nuestra mirada para los defectos reales de la universidad pública brasilera. Estos no son aquellos citados com mayor frecuencia, y ni por eso dejan de existir. No existe una universidad perfecta y la brasilera está lejos de lo ideal. Los núcleos de excelencia no deben camuflar las profundas desigualdades regionales y locales. La investigación científica brasilera se concentra excesivamente en algunas universidades federales y en las estatales de los Estados más desarrollados, comenzando por São Paulo. De forma analoga, el promedio razonable del costo por estudiante de la universidad pública brasilera no debe cubrir desvios graves. Si el costo por alumno en la Universidad Federal de Pernanbuco, donde se hace una buena actividad de investigación, és de US$ 3.700,00,nada justifica de que en outro Estado del noreste esse mismo costo suba para US$ 13.650,00. Tentar ignorar la existencia de casos aislados donde la universidad pública cumple muy mal su papel, seria negar las evidencias, dandole fuerza moral redoblada a sus adversarios, sobretodo aquellos que, en una propuesta inversa y todavia mas absurda, tratan de generalizar para todo el país.

La desigualdad en el nivel de investigación és realmente un problema grave que exije corrección urgente. Téngase presente, claro está, de que la corrección en este caso debe tener como objetivo el aumento de la investigación y no su abandono. Hay incluso, motivos para optimismo, en terminos generales. El número de publicaciones brasileras indexadas, que era de 2.200 en 1980, fué triplicado. Un informe reciente del Prograna "Apoio ao Desenvolvimento Científico e Tecnológico", iniciado en 1985, muestra que en los últimos 13 años los campos fundamentales de ciencia en el Brasil respondieron muy bien a los financiamientos. Es confortable observar, igualmente, de que las buenas universidades brasileras continuan mejorando sus niveles de eficiencia. Es el caso, entre varios otros, de las tres universidades paulistas: USP, UNESP y Unicamp. Los indicadores de la USP referente a la titulación de sus docentes, grado de doctor o mayor, tuvo una evolución de 66% en 1989 para 87% en 1997. El total de la producción científica por docente activo aumentó 36% en el mismo periodo. Hubo un aumento de 25% en el porcentaje de alumnos en programas de doctorado. Los títulos en publicaciones indexadas, que eran 906 en 1989, llegan hoy a 2.149. Fuera de eso, los títulos de pósgrado otorgados pr docentes com doctorado se duplicaron entre 1989 y 1998, mostrando como está siendo cumplida la meta de formación de discípulos, esencial para todo investigador. En feliz contraparte, su cuadro docente, que llegaba a 5.609 profesores, hoy es de 4.752, y el cuadro de funcionarios bajó de 17.379 para 14.846. Estos resultados comprueban el camino adecuado escogido por las buenas universidades públicas, camino que esta siendo seguido a pesar de la resistencia de los intereses contrariados.

 

La Comisión de Defensa de la Universidad Pública, instituida por el Rector de la USP, está formada por los siguientes profesores:

- Alberto Carvalho da Silva - Instituto de Estudos Avançados

- Alceu G. de Pinho - Instituto de Física

- Alfredo Bosi - Instituto de Estudos Avançados

- Amelia I. Hamburger - Instituto de Física

- Ana Maria A.F. Bianchi - Faculdade de Economia, Administração e Contabilidade

- Ana Maria Pessoa de Carvalho - Faculdade de Educação

- Carlos Ferreira Martins - Escola de Engenharia de São Carlos

- Carolina Bori - Núcleo de Pesquisas sobre Ensino Superior

- Celso de Rui Beisiegel - Faculdade de Educação

- Franklin Leopoldo e Silva - Faculdade de Filosofia, Letras e Ciencias Humanas

- Jair Borin - Associação dos docentes da USP

- Jaír Licio Ferreira Santos - Faculdade de Saúde Pública

- José Jeremias de Oliveira Filho - Faculdade de Filosofia, Letras e Ciencias Humanas

- José Mario Pires Azanha - Faculdade de Educação

- Luiz D. de A. Roncari - Faculdade de Filosofia, Letras e Ciencias Humanas

- Nilson José Machado - Faculdade de Educação

- Oswaldo Ubríaco Lopes - Escola Paulista de Medicina (ex-prorector de posgrado)

- Otaviano Helene - Instituto de Física

- Sérgio Mascarenhas - Instituto de Estudos Avançados de São Carlos.

Documento distribuido por la Rectoria de la USP (Enero 2000)

Traducción: José Pedro Donoso (IFSC - USP)