Antecedentes
Contaminación atmosférica en grandes ciudades: un
problema a nivel mundial
Reportes de Global Environmental Monitoring System (GEMS), en base a
datos registrados sobre una muestra de alrededor de 50 ciudades,
señalan que a mediados de la década pasada, más
de 1.300 millones de personas vivían en ciudades de más
de 250.000 habitantes, en las cuales no se cumplían las
recomendaciones impuestas por la World Health Organisation, WHO, en
cuanto a calidad del aire en lo referente a partículas en
suspensión. Según Elsom (1996) [1], en lo
relativo a dióxido de azufre, la cifra anterior alcanzaba los
1.000 millones de personas a fines de la década de los 80.
Un análisis reciente efectuado por Schewela (1995) [2]
sobre la información generada por GEMS, permite concluir que
1.600 millones de personas en el mundo están bajo el riesgo que
implica altos niveles de contaminación atmosférica y que
si no se aplican medidas efectivas de control, esta cifra puede
aumentar debido a la emigración hacia las grandes ciudades y
las altas tasas de natalidad. La mayor parte de las estimaciones sobre
la población mundial que está sometidas a riesgo
ambiental, están orientados a partículas en
suspensión y dióxido de azufre, sin embargo, si se toma
en consideración a todos los contaminantes que causan efectos
negativos a la salud, estas cifras son mucho más elevadas.
La Agencia del Medioambiente Europea, por su parte, estimó que
sólo en Europa, entre un 70 a 80% de las 105 ciudades de
más de 500.000 habitantes, excedían los niveles
máximos recomendados por la WHO, para uno o más
contaminantes, al menos una vez al año.
Los contaminantes atmosféricos: sus orígenes y efectos
sobre la salud
Hasta hace algunas décadas atrás, el término
"contaminación atmosférica", estaba asociado a
la presencia de partículas en suspensión (hollín,
humo) y dióxiodo de azufre, los cuales corresponden a residuos,
principalmente provenientes de equipos de calefacción
doméstica; procesos industriales y plantas de
generación. El desarrollo industrial, junto con la diversidad
de las actividades humanas, por una parte y el impresionante aumento
del uso del petróleo y sus derivados, por otra, incorporan
durante el transcurso del presente siglo, una serie de
"nuevos" contaminantes presentes en la atmósfera,
entre los cuales se pueden mencionar: óxidos de
nitrógeno, monóxido de carbono, hidrocarburos y plomo,
entre otros. En , se indica los orígenes de algunos
de los más relevantes contaminantes atmosféricos
presentes en las ciudades.
Los efectos que sobre la salud ejercen los distintos contaminantes
atmosféricos, definen una amplia gama, que van desde la
mortalidad y enfermedades crónicas hasta efectos
sicológicos y otros originados por la acumulación de
contaminantes en el organismo a lo largo del tiempo. Los efectos mas
serios afectan a una proporción de la población
relativamente reducida, mientras que esta fracción aumenta para
efectos menores, tal como se aprecia en el diagrama
.
En todo caso, cabe destacar que los efectos que tiene sobre la salud,
la exposición en ambientes con presencia de contaminantes,
dependen, según Belmar (1993) [3], de dos tipos de factores
fundamentales. En primer término están los factores que
agravan o modifican los efectos, entre los cuales se distinguen: el
lugar y tiempo de exposición y las características del
individuo (edad y factores fisiológicos, educación y
cultura, estrato social y características laborales, entre
otros). En segundo lugar, existen factores confundentes, entre los
cuales están la temperatura ambiente, humedad relativa,
hábito de fumar (fumador pasivo y activo), uso de ciertos
combustible a nivel doméstico, hiperactividad bronquial,
características de la vivienda, situaciones laborales y estrato
social.
Estrategias y políticas de control
Si bien es cierto que las políticas de control ambiental deben
centrarse en el objetivo fundamental de proteger la salud y bienestar
de las personas, hay que tener presente que una total
protección del medioambiente puede significar una total
ausencia de contaminantes en la atmósfera. Si, por otro lado,
se acepta como definición del término
"contaminación" el aumento o disminución de
cualquier elemento constituyente de la atmósfera, teniendo como
referencia su composición en ausencia de toda actividad humana,
el problema de definición de estrategias se torna bastante
complejo.
Según Elsom (1992) [4], la solución pasa por una
decisión, de parte de la sociedad, de cuál es el nivel
aceptable de protección ambiental y disminución de
riesgo sobre la salud humana, que resulta compatible con las
actividades humanas. Esta decisión, sin lugar a dudas se ve
influenciada por factores sociales, económicos,
tecnológicos y políticos, aparte del conocimiento que
existe sobre la naturaleza, orígenes y efectos de los
contaminantes.
Los objetivos de las políticas ambientales, sean estas locales,
nacionales o internacionales, pueden ser de corto o largo plazo. Los
de corto plazo, corresponden a la disminución de la
concentración de contaminantes a niveles que estén por
debajo de aquellos que producen efectos adversos detectables y,
eventualmente la eliminación de aquellos que provienen de
fuente no esenciales. Los objetivos de largo plazo, son aquellos
orientados a aumentar el margen de seguridad frente a riesgos sobre la
salud humana y la reducción o eliminación de los efectos
adversos sobre la vegetación, materiales, animales y cambios
climáticos inducidos por la presencia de determinados
contaminantes.
La implementación de políticas y estrategias de control
sobre la contaminación atmosférica, se traduce en la
implementación de normas de calidad de aire para los distintos
contaminantes y normas y regulaciones para las emisiones de
contaminantes por parte de las fuentes emisoras. Las primeras
corresponden a los niveles de concentración máximos
permitidos de un contaminante dado, durante un tiempo también
dado, que garantiza el grado de protección establecido por
criterios que toman en cuenta los efectos sobre la salud,
tecnologías disponibles y actividades presentes en la
ciudad. Las normas de emisión. por otra parte, establecen los
niveles máximos de emisión para cada fuente
específica, que permiten cumplir con la norma de calidad de
aire.
La gestión ambiental de una ciudad, para lograr sus objetivos
debe contar, al menos, con la capacidad para monitorear la calidad del
aire en forma continua y permanente y para ejercer acciones de
fiscalización del cumplimiento de las normas de emisiones,
junto con la capacidad de poner en práctica medidas concretas y
oportunas como respuesta a la fiscalización y monitereo
anteriormente aludidas. Esto último se traduce, por ejemplo, en
la declaración de alertas ambientales, con su correspondiente
plan de acción y la aplicación de sanciones a los
responsables de las fuentes emisoras que no cumplan con las
regulaciones, junto con entregar señales o establecer
estímulos para orientar cambios en las actividades tanto
particulares como industriales o comerciales, conducentes disminuir el
impacto negativo que éstas ejercen sobre el medio ambiente.
Diagnóstico general del problema en la ciudad
de Santiago
Factores que favorecen a la contaminación atmosférica de
Santiago
En los altos índices de contaminación atmosférica de la Región Metropolitana, inciden los siguientes factores fundamentales:
Características Geográficas
Los aproximadamente 15.500 km2 de la Región
Metropolitana, que constituye el 2.1% de territorio total del
país, están localizados en una cuenca limitada al
oriente por faldeos precordilleranos de Los Andes, que superan los
3.200 m de altura; la cordillera de la costa, por el oeste, con
alturas sobre los 2000 m; el valle del río Maipo que abre la
cuenca por el sudoeste y una formación montañosa, que
también supera los 2000 m de altura, por el sur. Esta
situación geográfica impone un fuerte obstáculo a
la circulación de vientos a través de la cuenca lo que
trae como consecuencia una débil tasa de renovación al
interior de ésta.
Características Meteorológicas
La dispersión de contaminantes en una ciudad queda fuertemente
condicionada a factores climatológicos, los cuales resultan ser
especialmente adversos en la Región Metropolitana. La
existencia del anticiclón del Pacífico y los sistemas
frontales de bajas presiones, como factores de gran escala que dan
origen a un clima estable cálido en verano y frío y
despejado en invierno, sumado a otros de menor escala, como las
depresiones costeras, brisas mar-continente y brisas
valle-montaña, conforman la situación
climatológica característica de la Región, que
favorece la ocurrencia de eventos de contaminación.
La presencia de una inversión térmica, de subsistencia
prácticamente durante todo el año y la generación
adicional de una capa de inversión, durante los meses de
invierno, causada esta última por el enfriamiento de la
superficie terrestre, provoca una capa de mezcla reducida y una
atmósfera muy estable, condiciones muy favorables para la
ocurrencia de episodios de alta contaminación
atmosférica.
Los regímenes de vientos presentes en la Región, se
caracterizan por brisas valle-montaña, generando vientos desde
el sur-oeste durante el día y en dirección contraria
durante la noche. En se muestran en forma gráfica,
las direcciones predominantes del viento observadas en Santiago,
según Ulriksen (1993) [5]. La menor magnitud de la inversión
térmica y mayores velocidades de viento durante el verano
permiten una relativa mejor ventilación de la ciudad.
Condiciones urbanas
La situación urbana de Santiago, se caracteriza por una alta
concentración de la población y actividades, lo cual
contribuye notablemente a los niveles de contaminación. La
concentración poblacional está acompañada por una
expansión horizontal de la ciudad y una notoria
segregación espacial, social y funcional.
Inventario de emisiones de la Región Metropolitana
El último inventario de emisiones de contaminantes
atmosféricos en la Región Metropolitana, realizado en
1997, en base a la información actualizada sobre fuentes fijas
de PROCEFF, de los flujos vehiculares de la red vial primaria de
SECTRA, más la información actualmente disponible sobre
fuentes domésticas y comerciales y la cuantificación del
levantamiento de polvo de calles con y sin pavimentar por efecto del
flujo vehicular, arrojan la distribución de responsabilidades
de cada tipo de fuente sobre las emisiones totales en la ciudad, que
se indica en .
En base a los niveles de contaminación atmosférica
alcanzados, mediante el Decreto Supremo Nš 131 del 12 de junio de
1996, del Ministerio Secretaría General de la Presidencia, la
Región Metropolitana, la Región Metropolitana fue
declarada Zona Saturada para los siguientes contaminantes
atmosféricos: Partículas Totales, PTS; Material
Particulado Respirable, PM10, Monóxido de carbono, CO y Ozono,
O3 y Zona Latente de Saturación, para el
Dióxido de Nitrógeno, NO2.
Aspectos generales de la gestión ambiental
aplicada a la Región Metropolitana
Primer plan de descontaminación de la Región
Metropolitana
Mediante Decreto Supremo del Ministerio del Interior, en 1990, se crea
la Comisión Especial de Descontaminación de la
Región Metropolitana, CEDRM. Esta Comisión estuvo
dirigida por el Ministro del Interior y la integraron los Ministros de
la Secretaría General de la Presidencia, Hacienda,
Economía, Vivienda, Bienes Nacionales, Transportes, Salud,
Obras Públicas, Agricultura, Comisión Nacional de
Energía y Secretaría General de Gobierno. Los titulares
de estos Ministerios, constituyeron un Comité de Ministros cuya
función fue la de evaluar los avances y obstáculos en la
gestión de dicha Comisión. Esta Comisión tuvo la
responsabilidad de diseñar y ejecutar el primer Plan de
Descontaminación de la Región Metropolitana, conocido
como "Plan Maestro".
El objetivo fundamental del Plan, fue reducir el nivel de emisiones de
manera estable y permanente, a fin de recuperar y mantener una calidad
ambiental en la Región Metropolitana a niveles que sean
considerados satisfactorios por la población y que garantice la
protección adecuada la salud de los habitantes de la ciudad. El
logro de este objetivo global se tradujo en la implementación
de medidas de corto, mediano y largo plazo, en los campos de
transportes, servicios urbanos, industria, residencias y empresas de
la construcción.
Luego de cinco años de ejecución del Plan, Escudero
(1996) [6] reporta los siguientes resultados
más relevantes en las áreas que se indica, en lo
referente a contaminación atmosférica:
Transporte Público
Se produce una intervención directa del Ministerio de
Transportes ante una completa desregulación y
desreglamentación del sector, producto de la declaración
de libertad de recorridos en 1975. Esta intervención se traduce
en las siguientes medidas concretas:
- Retiro de las 2.600 máquinas de mayor edad, sobre un total de 13.500
- Normas de emisión: rebaja de los niveles de opacidad de máquinas en uso y estándares muy exigentes de emisión para vehículos nuevos.
- Licitación de recorridos.
- Renovación en una proporción cercana al 100% de la flota.
- Implementación de paraderos diferidos.
- Mejora del sistema de revisión técnica obligatoria.
- Fiscalización sistemática en la vía pública
Transporte Privado
La estrategia aplicada al transporte privado, contempló dos
grandes líneas: reducción de emisiones y desincentivo al
uso de automóvil, lo cual se materializó a través
de las siguientes acciones:
- Establecimiento de normas de emisión para vehículos
livianos nuevos, que introduce la tecnología de convertidor
catalítico y la disponibilidad de gasolina sin plomo junto con
lubricantes especialmente formulados para este tipo de
motores.
- Rediseño de un sistema mejorado de revisiones
técnicas obligatorias, dotadas de una mayor cantidad de pruebas
instrumentales y aspectos de inspección.
- Implementación de una administración computarizada
de semáforos.
- Fiscalización sistemática de emisiones en la
vía pública.
Fuentes Fijas
Las principales acciones del Plan respecto a este tipo de fuentes emisoras, fueron:
- Establecimiento de una norma de emisión para material
particulado
- Registro obligatorio de fuentes e implementación de un
sistema de declaración de emisiones.
- Congelamiento del total de emisiones del sector, para lo cual toda nueva fuente o ampliación de una existente, además de cumplir con las normas de emisión debe efectuar una compensación de éstas, a través de acuerdos con terceros.
- Establecimiento de metas de reducción en un 50% las
emisiones del sector, a través de un plan diferido en cuatro
años.
- Creación del Programa de Control de Emisiones de Fuentes
Fijas, PROCEFF.
Polvo de calles
Las acciones para reducir las emisiones provenientes del levantamiento
de polvo de calles, han sido:
- Programa extraordinario de pavimentación, a una tasa de
algo más de 200 km por año.
- Lavado de calles pavimentadas.
A pesar de las acciones concretas antes referidas, como resultado de
la aplicación del Plan Maestro, los propios autores y
ejecutores de dicho plan, reconocen desafíos pendientes al
tiempo de detectar que se podría haber hecho mas en los campos
específicos antes señalados. Por otra parte y sumado a
lo anterior, el crecimiento de alguna fuentes emisoras, como es el
caso de la fuentes móviles, ha sido a una tasa tal que hace
disminuir los efectos de la aplicación de las medidas
estratégicas insertas en el Plan.
Nuevo plan de prevención y descontaminación de la
Región Metropolitana [7]
La evaluación global y objetiva de los resultados de
aplicación del Plan Maestro referido en los párrafos
precedentes, por una parte y el mayor grado de conocimiento generado
en el país acerca de las fuentes emisoras sus emisiones y
efectos sobre la población, por otra, fundamentan la
formulación del nuevo Plan de Prevención y
Descontaminación de la Región Metropolitana, PdPDRM,
recientemente aprobado por el Ejecutivo.
El nuevo plan, plantea metas de reducción de emisiones que
consisten en llegar al 40% de las emisiones de CO; al 50% de la
emisiones de NOx, PM10, SOx y COV y al 35% de las emisiones de
partículas totales en suspensión, PTS, tomando como
referencia (100%) las emisiones que describen la situación del
año 1995.
Para el logro de estas metas, el Plan define instrumentos de
gestión contenidos en estrategias definidas para los siguientes
cuatro sectores principales: Transporte, Industria, Comercio y
Construcción, Agricultura y sector Doméstico.
Para el sector Transporte, se contempla las siguientes dos
estrategias: reducción de la emisiones por vehículo y
contención y reducción del total de kilómetros
recorridos y los tiempos de desplazamiento de los vehículos
motorizados en la región. La primera de estas estrategias, va
acompañada de cinco líneas de acción concretas:
renovación de las flotas de transporte público y
privado, implementación de mayores exigencias para los
vehículos nuevos, mejoras en el control de los vehículos
en uso, mejora de los combustibles y reducción de la emisiones
provenientes de las calles pavimentadas y no pavimentadas. Por su
parte, la segunda estrategia implica las siguientes líneas de
acción: incorporación de la dimensión ambiental
en la planificación territorial, contención de la
expansión urbana, mejorar de la organización
socio-espacial, mejora de la calidad de los servicios de transporte
público, incentivar el uso racional del automóvil y
evitar nuevos viajes motorizados.
El sector Industria, Comercio y Construcción, tiene definido
las siguientes cuatro estrategias: reducción de emisiones de
las fuentes existentes, establecimiento de mecanismos de
sustentabilidad del crecimiento industrial para las emisiones
atmosféricas, optimización del sistema de
fiscalización y control de las emisiones provenientes de la
construcción. La reducción de las emisiones de las
fuentes existentes, define, a su vez, las siguientes líneas de
acción: definición de exigencias tecnológicas y/o
de emisión más eficientes de acuerdo a las
características de cada fuente, establecimiento de mecanismos
que permitan facilitar el cumplimiento de tales exigencias,
reducción de las emisiones difusas y mejora de los
combustibles.
El sector Agrícola contempla la aplicación de dos
estrategias fundamentales: control de las emisiones provenientes de la
agricultura y promover la forestación y áreas
verdes. Para el sector doméstico, por último, se ha
definido la necesidad de promover la calidad energética.
Referencias
Bibliografía
1. Derek Elsom. Smog Alert. Managing Urban Air Quality. Erathscan Publications Limited. 1996.
2. Dietrich H. Schewela. Public health implications of urban air pollution in developing countries. Proceedingsof the 10th World Clean Air Congress, Espoo, Finland, 1995.
3. R. Belmar. Contaminación Atmosférica de Santiago: Estado Actual y Soluciones. Capítulo 6. Efectos de la Contaminación Atmosférica sobre la Salud de la Personas. Universidad de Chile, CONAMA-RM, Banco Santander. 1993.
4. D.M. Elsom. Atmospheric Pollution: A Global Problem. Blackwell, Oxford UK & Cambridge USA. 1992.
5. P. Ulriksen. Contaminación Atmosférica de Santiago: Estado Actual y Soluciones. Capítulo 2: Factores Meteorológicos de la Contaminación Atmosférica de Santiago. Universidad de Chile, CONAMA-RM, Banco Santander. 1993.
6. J. Escudero. A 5 años del Plan de Descontaminación de la Región Metropolitana. Acción Ciudadana por el Medio Ambiente. Junio 1996.
7. Anteproyecto del Plan de Prevención y Descontaminación de la Región Metropolitana. Comisión Nacional del Medio Ambiente. Marzo 1997.
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